lunes, 27 de octubre de 2008

nota La Nación (28/01/2007)

Psicología padres e hijos
Adolescentes y alcohol: una guía
El acceso es cada vez más fácil. Las bebidas alcohólicas circulan entre ellos como agua o gaseosas. En esta nota, un psicólogo ofrece claves para que tanto los progenitores como los chicos puedan ponerle el cuerpo al problema.

A la hora de enfrentar el flagelo que supone el consumo de alcohol en los jóvenes, los padres, comprensiblemente angustiados, alarmados y, en ocasiones, tan vulnerables como sus hijos, buscan soluciones que, además de no resolver la cuestión, pueden prolongarla o incluso agravarla.
El psicólogo Miguel Espeche, especialista en adicciones, desaconseja el exceso de control y autoritarismo, y recomienda dialogar, transmitir valores y, sobre todo, ofrecerles a los hijos un modelo de vida satisfactorio y saludable que ellos quieran reproducir cuando sean adultos.
Aquí, diez conceptos indispensables.

1. A qué responde el consumo
El consumo de alcohol en los adolescentes surge como consecuencia de una lejanía emocional entre padres e hijos, es decir, una crisis que abarca al “sistema familiar en su conjunto” y que en los hijos se manifiesta mediante un consumo a veces abusivo, dice el psicólogo Miguel Espeche.

2. Cómo prevenir que tomen alcohol
Es aconsejable revisar los vínculos y promover valores de vida genuinos: afecto, amistad, libertad. Esto fortalecerá al chico y evitará que adquiera “principios masificados” y, por lo tanto, que consuma. No mostrarse temerosos, hablar del alcohol sin alarmismo. Cuando los hijos perciben miedo en los padres, lo que terminan por pensar es: “Esto es algo mucho más poderoso que lo que me han inculcado, que mis valores”, afirma el especialista. Entonces sienten el deseo de consumir para desafiar esa autoridad.

3. Autoritarismo, no
Hay que revisar los lazos con los hijos, pero también los que existen entre los padres. El especialista destaca la importancia de ofrecer un buen ejemplo, ya que los jóvenes beben porque la realidad, tal y como se la han transmitido sus progenitores, los angustia. Consumir es su manera de rechazar lo que observan en casa. Si el hijo ve a sus padres llevar una vida artificial y consumista, querrá experimentar por sí mismo “sentimientos más plenos”, y lo hará a través del alcohol y de la euforia a la que invita el fin de semana. Una actitud extremadamente férrea o autoritaria es inútil, según Espeche, ya que no ataca la raíz del conflicto, que, en opinión del especialista, incumbe y perjudica a todos los miembros de la familia.

4. Cómo actuar a la hora de la salida
“Es fundamental confiar en la educación que se les ha dado a los hijos y hacer uso de la intuición y de los criterios propios, ya que suelen ser los adecuados, sostiene el especialista. Si el padre o la madre intuyen que esa noche, por el motivo que sea, es mejor que el hijo se quede en casa, es recomendable hacer caso a lo que la conciencia dicta –dice Espeche–. Si vemos a nuestro hijo desestabilizado o, lo que es más importante, inmaduro para afrontar adultamente la noche, es mejor que se no salga.”

5. Cómo y dónde buscar ayuda
Hablar con otros padres para reforzar los criterios y sentirse acompañado resulta primordial. Esto ayudará a aumentar la autoridad, ya que es normal que los padres se cansen de poner límites. Espeche recomienda también charlar con los profesores o autoridades de la escuela, no sólo para descubrir otras manifestaciones del problema, sino como una herramienta más para abordarlo. “En casos extremos es necesario acudir a un profesional, pero éstos suelen ser una minoría. Si se actúa pensando que el problema es más serio de lo que realmente es, se termina por agraviar a los hijos que están sanos”, explica.

6. Un padre sereno es un padre sabio
Hay que ayudar a los padres sobre todo; sólo así el hijo recibirá una mejor atención. “Si están angustiados, no actuarán de forma sensata”, señala Espeche.

7. Buscar el problema “adentro”
“Para muchos padres es más fácil buscar las causas del consumo afuera que detectar y solucionar el problema que seguramente existe en el hogar –afirma el psicólogo–. Los padres a menudo se vuelven controladores, pero esto no es sino una forma de no responsabilizarse de lo que sucede.”

8.Mostrar cierta autoridad
Es conveniente, hasta la mayoría de edad, mostrarles a los hijos algún signo de autoridad para que se den cuenta de que aún no son adultos, pero esto debe hacerse, recuerda Espeche, con “serenidad”. También para que se sientan cuidados, acompañados y tenidos en cuenta.

9. Los hijos como espejo de los padres
“Los hijos ponen de manifiesto la autenticidad de los padres, son su reflejo –analiza Espeche–. El problema surge cuando los chicos rechazan la manera de ser y de vivir de sus mayores. Es en ese “no quiero ser como ellos” que muchos se vuelcan al alcohol. No quieren crecer, huyen y se niegan a formar parte de un mundo cuyos fundamentos no comprenden ni comparten.”

10.No “dejarlos sueltos”
Es importante que el hijo no se sienta abandonado. Algunos padres confunden la libertad con “dejar suelto”, que no es lo mismo. Si el joven no tiene o no siente esos límites en casa, los buscará afuera, en el alcohol, al tiempo que intentará poner a prueba a sus progenitores.
Por Paloma Gil Estrada

[Fuente: Guía para padres de hijos adolescentes, del programa Vivamos Responsablemente, de Cervecería y Maltería Quilmes, con el asesoramiento del licenciado Miguel Espeche.]
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